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Castillos y muralla de Bellinzona

¿Qué sabemos sobre Castillos y muralla de Bellinzona?


Los castillos de Bellinzona están situados en Bellinzona, capital del cantón del Tesino, en Suiza. Con la muralla que rodea la ciudad, están inscritos desde el 2000 en el Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.​ Los tres castillos son: Castelgrande, el castillo de Montebello y el castillo de Sasso Corbaro. El conjunto, construido entre los siglos XIII y XV, es una prueba de la importancia de la arquitectura militar en la Edad Media. Es también un ejemplo, único en Europa, de la evolución de un lugar, en constante adaptación a las necesidades del hombre según los tiempos. Bellinzona está situada al sur de los Alpes en el comienzo de un profundo valle. En este lugar del cantón de la Rivera se abre la llanura de Magadino, un llano pantanoso que desemboca en el Lago Mayor. Es un punto de convergencia de donde parten multitud de carreteras.
Por el norte, la Léventine conduce a los puertos de paso de San Gotardo y de Nufenen, el valle de Blenio conduce al puerto de Lukmanier mientras que el Valle Mesolcina conduce al puerto del Pequeño San Bernardo. Al sur, las carreteras que van hacia Italia bordean el Lago Mayor o pasan por el Monte Ceneri. El camino “este-oeste” que es la carretera “Domodossola-Centovalli-San Jorio-Valteline” pasa por Bellinzona, que es el inicio también del camino de la Greina.
El lugar se presta, debido a su situación natural, a la función de punto de control, ya que la presencia de cortados rocosos en medio del valle da lugar a estrechamientos fácilmente controlables. Estos roquedos son el resultado de la erosión de los glaciares y del río.
Ya en el Imperio romano, hacia mediados del siglo IV se construyó una fortificación en los cortados rocosos de Castelgrande. Durante mucho tiempo se le dio por inexpugnable. Pero el aspecto de las fortificaciones de Bellinzona, tal como se las puede ver hoy día, es en lo fundamental la obra de los Lombardos.
Castelgrande fue reconstruido por primera vez en los siglos X y XI; a éste se añadió el castillo de Montebello que se edificó en el siglo XIII, en el promontorio rocoso situado al este de la ciudad y después unido a las fortificaciones de la ciudad. Se levantó una nueva torre poco después a 1400 metros de altura, que se convertiría en el núcleo del futuro castillo de Sasso Corbaro y así se terminaba la muralla que cerraba el valle de parte a parte y cerraba por el sur de los Alpes la “frontera” con los llanos de Italia.
Los lombardos, dueños de estos lugares a partir de 1340, completaron las fortificaciones de este conjunto con el objetivo de impedir a los Confederados (en particular, Uri, Schwyz y Unterwalden) extenderse por el sur de los Alpes. Estos debieron esperar a la decadencia del ducado de Milán hacia 1499, causado por la invasión de la región por Luis XII, rey de Francia, y la llamada de los habitantes de Bellinzona que, habiendo expulsado a los franceses, pidieron la protección de los Confederados. Esto puso fin a un largo período de desórdenes.

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